viernes, 18 de junio de 2010

Polaridad versus polarización

El cambio siempre es individual. Desde ahí se entiende la capacidad o el impacto transformador de las minorias en un sistema dado a lo largo de la historia.
No podemos abstraernos de la cultura (o el poder dominante) y de los principios en los que se asienta, si podemos cuestionarlos y abrirnos a una nueva visión respecto al mundo ( como red de relaciones de todos los sistemas vivos), y también con respecto a nuestra propia naturaleza.

El comportamiento de las personas es el resultado de nuestro sentido de capacidad respecto a un entorno, el cual a su vez depende de nuestros valores, de las creencias que conforman esos valores; creencias que a su vez implican una identidad ( o un sentido de mi mismo construido a través de los modelos familiares y sociales de los que he bebido) y una visión (o más bien metavisión) de quien soy yo en un sentido amplio, más allá de los condicionantes y de las circunstancias/entornos en donde me desarrollo.
Incluir este último nivel de identidad o metavisión, desarrollar esta percepción nos pone en contacto con preguntas interesantes como por ejemplo ¿cual es mi misión o función en la vida? ¿quien creo que soy y como consecuencia dónde me limito?. Aprender a percibir/descubrir este nivel hace posible un mejor acceso a nuestros recursos, también favorece que nuestras potencialidades tengan vías para emerger a través de una imágen o una metáfora de mi con menos ataduras, inspiradora y libre. Es necesario, no obstante estar disponible para ampliar mi sentido de identidad y de mi propia naturaleza. Algo de turbulencia es el precio.
En general categorizamos nuestra experiencia en base a pares de opuestos (polos extremos de un continuo). Algunos ejemplos sencillos son que no podemos concebir/distinguir la luz sin la oscuridad, el frio sin el calor, el bien sin el mal, el amor sin odio.. Digamos que es nuestro modo de percibir, diferenciar y aprender.
Estamos inmersos en un mundo de relaciones polares a diferentes niveles, incluso nosotros mismos somos formas polares porque es así como percibimos y categorizamos los fenómenos y nuestras experiencias.
El problema no esta en la polaridad, el problema está en la polarización. Polaridad es saber que todo movimiento de vida implica una fuerza de atracción y otra de rechazo y que ambas son necesarias. Tiene que ver con la relación de dos partes aparentemente opuestas pero que sin embargo funcionan dialécticamente y que a través de su interacción es posible un continuo de posibilidades. Es el arte de afrontar una oposición, es la capacidad de entrar en un proceso de transformación por el que dos opuestos pueden resolverse en una forma superior.
La polarización es excluyente, es concentrar la atención en un único polo con un juicio de valor y/o de verdad por el que algo es totalmente cierto y el opuesto totalmente falso, insignificante o potencialmente dañino. La polarización es fundamentalismo y siempre implica negación, tirania y conflicto.
Las consecuencias de la polarización a nivel colectivo resultan obvias. Tal vez no es tan obvio, para la mayoría, que como es dentro es fuera. Quiero decir con esto que existen bastante generalizadamente dos creencias muy comunes, excluyentes y sobre todo inciertas respecto a nosotros.Estas son:
  1. Qué hay una única causa explicativa de nuestro malestar y que cuando la conozcamos encontraremos la solución definitiva.
  2. Qué somos de una única manera y que esta es completamente coherente o así debiera ser.

La realidad es que cada uno de nosotros es una multitud de aspectos diferentes que habitualmente están en disputa porque contienen diferentes impulsos y deseos, que es lo que precisamente vivimos como conflicto; sobre todo cuando alguno de estos aspectos no encajan con la idea que tengo de mi o lo que los demás esperan de mi. Realizamos entonces una evaluación interna, un juicio de valor de cada aspecto como bueno o malo en función de nuestro bagaje familiar, social y cultural, rechazando aquellos aspectos que no encajan con nuestra idea.

Este proceso de alienación, negación o rechazo implica un estrechamiento de la conciencia que nos resta muchas, muchas posibilidades. Es una polarización que va en contra de nosotros como organismo que busca equilibrarse y completarse . No hay nada bueno o malo en si mismo. Educar a las personas en esta percepción y ayudarlas a cosechar la información que desconocen de si mismas es o debiera ser el objetivo último de cualquier psicoterapia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario